20 Pasados muchos años, cuando a Dios le plugo, Nehemías, enviado
por el rey de Persia, mandó que buscaran el fuego los descendientes de los
sacerdotes que lo habían escondido;
21 pero como ellos informaron que en realidad no habían encontrado
fuego, sino un líquido espeso, él les mandó que lo sacasen y
trajesen.
Cuando estuvo dispuesto el sacrificio, Nehemías mandó a los sacerdotes
que rociaran con aquel líquido la leña y lo que había colocado sobre ella.
22 Cumplida la orden, y pasado algún tiempo, el sol que antes estaba
nublado volvió a brillar, y se encendió una llama tan grande que
todos
quedaron maravillados.
23 Mientras se consumía el sacrificio, los sacerdotes hacían oración:
todos los sacerdotes con Jonatán que comenzaba, y los demás, como
Nehemías, respondían.